La participación de los evangélicos en las lides electorales es cada vez mayor. Pasaron de ejercer su derecho al voto a tener su propio candidato presidencial. Sin embargo, para las elecciones del presente año no lo tienen. A falta de uno hay al menos cinco opciones. ¿Cuál de ellos capturará el voto evangélico? Cabe recordar que éste voto no es para nada monolítico, sino más bien heterogéneo y también volátil. Sin embargo, existe cierta tendencia a la hora de elegir a su candidato. Votan por quien represente las mayores coincidencias ideológicas esenciales.
Esa heterogeneidad hace que el voto evangélico sea política e ideológicamente dividido. Por ejemplo, las iglesias agrupadas en la UNICEP son mayoritariamente urbanas, de clase media alta, cuyas prédicas giran en torno a la teología de la prosperidad. Tienen entre sus miembros a autoridades de instituciones del Estado por lo que gozan de relaciones cercanas con el poder político. Es con este sector evangélico con el que Alan García ha celebrado los últimos Te Deum cada 29 de Julio. Por su parte, el CONEP está formado por iglesias mayoritariamente rurales, de clase baja y media baja así como por instituciones paraeclesiásticas que defienden los derechos humanos. Esta institución es reconocida por el Estado peruano como interlocutor válido de un sector importante de la iglesia evangélica.
Visto de esta manera se podría colegir que los ciudadanos de confesión evangélica se dividen en conservadores o progresistas o lo que podríamos llamar derecha evangélica conservadora e izquierda evangélica o progresistas.
Frente a lo dicho podría parecer que los evangélicos tienen su voto definido. Pero, no es así. Las cosas en política, como en otros aspectos de la vida, no son blanco y negro. Lo particular de estas elecciones está en los matices de la derecha: desde la ultraderecha hasta el centro derecha. ¿Quién de estos candidatos encarna las mayores coincidencias ideológicas con los evangélicos?
Esa heterogeneidad hace que el voto evangélico sea política e ideológicamente dividido. Por ejemplo, las iglesias agrupadas en la UNICEP son mayoritariamente urbanas, de clase media alta, cuyas prédicas giran en torno a la teología de la prosperidad. Tienen entre sus miembros a autoridades de instituciones del Estado por lo que gozan de relaciones cercanas con el poder político. Es con este sector evangélico con el que Alan García ha celebrado los últimos Te Deum cada 29 de Julio. Por su parte, el CONEP está formado por iglesias mayoritariamente rurales, de clase baja y media baja así como por instituciones paraeclesiásticas que defienden los derechos humanos. Esta institución es reconocida por el Estado peruano como interlocutor válido de un sector importante de la iglesia evangélica.
Visto de esta manera se podría colegir que los ciudadanos de confesión evangélica se dividen en conservadores o progresistas o lo que podríamos llamar derecha evangélica conservadora e izquierda evangélica o progresistas.
Frente a lo dicho podría parecer que los evangélicos tienen su voto definido. Pero, no es así. Las cosas en política, como en otros aspectos de la vida, no son blanco y negro. Lo particular de estas elecciones está en los matices de la derecha: desde la ultraderecha hasta el centro derecha. ¿Quién de estos candidatos encarna las mayores coincidencias ideológicas con los evangélicos?
La derecha evangélica conservadora aparentemente superó la dicotomía iglesia-mundo, fe-política, sacro-profano para involucrarse en la acción política. Sin embargo, no ha logrado superar su lógica teocrática que la subyace. La teocracia no distingue entre el poder político y el poder religioso, sino que lo concibe como un solo poder. Su figura emblemática, que duda cabe, es Melquisedec. Según el libro a los Hebreos su sacerdocio es eterno y en él se inserta el sacerdocio de Cristo. Melquisedec es el arquetipo de la teocracia y bajo este arquetipo se construyó el gobierno político-religioso de los hebreos. Fue esta teocracia la que condenó a Jesús a la cruz y terminó con su vida. En su versión cristiana la teocracia alcanza su esplender en la era de Constantino (siglo IV a.C.) En esa ocasión la teocracia cristiana alcanzó su pleno dominio y la ejerció con intolerancia inusitada. Las cruzadas, la inquisición y la colonización de América y África son una expresión de ello.
La Modernidad hirió de muerte a la teocracia. Su influencia provocó una ruptura entre el poder político y el poder religioso. Dios no fue más el sentido del mundo ni la causa principal de su origen y su existencia. Debido a esta ruptura el poder religioso fue reducido a la esfera privada e interior. Sin embargo, hoy existen esfuerzos concertados para recuperarla. Las actuales elecciones ponen en evidencias las coincidencias implícitas y explícitas de la derecha evangélica, católica y política. Ésta aprueba la penalización del aborto, el control de la natalidad, así como manifiesta su abierta oposición a las propuestas progresistas como la laicidad del Estado, la unión civil entre homosexuales, entre otros.
Por otro lado, la derecha política conservadora se caracteriza por defender el actual modelo económico, la Constitución de 1993 como marco jurídico-político de ese modelo, los contratos-ley, así como por la menor intervención del Estado como ente regulador de las inversiones extranjeras. Cuatro de las cinco candidatos, como en un acto litúrgico, elevan loas al libre mercado por el crecimiento económico y las exportaciones. Creen que alterar el orden "democrático" del mercado es dar un "salto al vacío". Dicho en jerga evangélica el crecimiento es una gran bendición. Dios quiere la prosperidad de su pueblo y establece "pactos" o contratos-ley que tienen que ser honrados para garantizar su prosperidad. Los pastores enseñan que no sólo basta con establecer un pacto financiero con Dios, sino que hay que hacerlo con alegría porque Dios bendice al dador alegre.
El correlato del modelo económico son los conflictos socioambientales en diferentes regiones del país con sus trágicas consecuencias. Allí están, para confirmarlo, el baguazo, el arequipazo, el moqueguazo, el madredediosazo, el islaysazo, sólo para mencionar algunos. Si se aceptan las "bendiciones" del modelo económico hay que reconocer que dicho modelo trae consigo "maldiciones".
Las coincidencias existentes se dan en el plano político y económico, pero ¿qué candidato las encarna? Keiko está descartada porque en el gobierno de su padre se cometieron muchos pecados capitales. Castañeda es torpe para defender los intereses del Mercado. Toledo ha prometido aplicar impuestos a la sobre ganancia. Todos ellos están descartados. En cambio, en PPK coinciden el libre mercado con la teología de la prosperidad, el fundamentalismo económico con el fundamentalismo evangélico, la derecha política conservadora con la derecha evangélica conservadora. En el Perú, como en otras partes del mundo, se está produciendo el milagro: los presupuestos ideológicos de la derecha evangélica, católica y política al fin coinciden. Tanto coinciden que para un sector importante de evangélicos PPK es el presidente ideal.
La Modernidad hirió de muerte a la teocracia. Su influencia provocó una ruptura entre el poder político y el poder religioso. Dios no fue más el sentido del mundo ni la causa principal de su origen y su existencia. Debido a esta ruptura el poder religioso fue reducido a la esfera privada e interior. Sin embargo, hoy existen esfuerzos concertados para recuperarla. Las actuales elecciones ponen en evidencias las coincidencias implícitas y explícitas de la derecha evangélica, católica y política. Ésta aprueba la penalización del aborto, el control de la natalidad, así como manifiesta su abierta oposición a las propuestas progresistas como la laicidad del Estado, la unión civil entre homosexuales, entre otros.
Por otro lado, la derecha política conservadora se caracteriza por defender el actual modelo económico, la Constitución de 1993 como marco jurídico-político de ese modelo, los contratos-ley, así como por la menor intervención del Estado como ente regulador de las inversiones extranjeras. Cuatro de las cinco candidatos, como en un acto litúrgico, elevan loas al libre mercado por el crecimiento económico y las exportaciones. Creen que alterar el orden "democrático" del mercado es dar un "salto al vacío". Dicho en jerga evangélica el crecimiento es una gran bendición. Dios quiere la prosperidad de su pueblo y establece "pactos" o contratos-ley que tienen que ser honrados para garantizar su prosperidad. Los pastores enseñan que no sólo basta con establecer un pacto financiero con Dios, sino que hay que hacerlo con alegría porque Dios bendice al dador alegre.
El correlato del modelo económico son los conflictos socioambientales en diferentes regiones del país con sus trágicas consecuencias. Allí están, para confirmarlo, el baguazo, el arequipazo, el moqueguazo, el madredediosazo, el islaysazo, sólo para mencionar algunos. Si se aceptan las "bendiciones" del modelo económico hay que reconocer que dicho modelo trae consigo "maldiciones".
Las coincidencias existentes se dan en el plano político y económico, pero ¿qué candidato las encarna? Keiko está descartada porque en el gobierno de su padre se cometieron muchos pecados capitales. Castañeda es torpe para defender los intereses del Mercado. Toledo ha prometido aplicar impuestos a la sobre ganancia. Todos ellos están descartados. En cambio, en PPK coinciden el libre mercado con la teología de la prosperidad, el fundamentalismo económico con el fundamentalismo evangélico, la derecha política conservadora con la derecha evangélica conservadora. En el Perú, como en otras partes del mundo, se está produciendo el milagro: los presupuestos ideológicos de la derecha evangélica, católica y política al fin coinciden. Tanto coinciden que para un sector importante de evangélicos PPK es el presidente ideal.
aunque el sea no va a pasar a la segunda vuelta
ResponderEliminarPPK parecería ser una buena opción, pero también tiene algunos detalles que la iglesia evangélica no aprobaría como válidas.
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